La huelga de las huelgas

Paralizar por completo Menorca para lanzar un mensaje claro contra las políticas de reducción del déficit que están llevando a cabo los distintos gobiernos. Es el objetivo de los sindicatos y las plataformas ciudadanas de protesta que han surgido en los últimos meses, que pretenden aunar el creciente descontento de la ciudadanía en una jornada que esperan histórica.

Los sindicatos confían en que la ciudadanía salga de un estado catatónico para mostrar su poder: «Si la gente no hace huelga ahora, ¿cuándo?», se preguntaba ayer el secretario general de UGT, Servando Pereira. Su homónimo en CCOO, Ramon Carreras, aseguraba que «con la huelga se puede salir de la crisis». Su argumento: «Sólo saldremos de la crisis, si el gobierno cambia de políticas y sólo cambiará de políticas, si hay suficiente presión en la calle».

Entiende los convocantes de la jornada de huelga de mañana que se trata de una huelga especial, de la huelga de las huelgas por varios motivos. «Porque es el mayor ataque al Estado del Bienestar de la historia de la Democracia». Porque los recortes van progresivamente en aumento y desde el Gobierno –«aunque las hay»– no se ofrecen alternativas que permitan augurar la salida de la crisis. Y porque, por primera vez, se trata de un a huelga que va más allá de las fronteras de España y que abarca el ámbito europeo (sobre todo los países del sur del continente).

En nuestro país, la huelga no sólo protesta por la dirección de las políticas del Gobierno, sino que cuestiona directamente su legitimidad democrática para aplicarlas: «Se ha producido un fraude, el PP no ha cumplido con las promesas electorales».

Contra el «suicidio económico» de España, que ya ha empezado a «cobrarse muertes», los sindicatos elevaron el tono del llamamiento a la huelga lanzando un mensaje acusador: «Quien no secunde esta huelga será cómplice de las políticas que están desencadenando esas muertes». Un todo o nada para la protesta ciudadana en el momento más delicado de la historia reciente de Menorca.