Nueva acción en Menorca contra el TTIP y el CETA
La Plataforma NO al TTIP Menorca,
de la que forma parte UGT-Menorca, ha convocado el próximo sábado, 21
de enero, una acción contra los tratados comerciales y de inversiones CETA,
TTIP y TISA.
Así,
Menorca se unirá a las protestas que se desarrollarán en todo el territorio
nacional y europeo, con motivo de la fase final de ratificación del Tratado
Económico y Comercial entre la Unión Europea y Canadá (CETA), más conocido como
el “TTIP canadiense”.
En Mahón,
por un lado, la acción consistirá en unirnos a la Manifestación(el
punto de encuentro es a las 18.00 en la Plaça Explanada), y
repartir información sobre las consecuencias negativas que tendrán
estos tratados sobre los derechos laborales, sanitarios, medioambientales y
democráticos de la ciudadanía europea.
Una
de esas consecuencias, es que el CETA autorizaría a miles de corporaciones a demandas
a los gobiernos por adoptar mediadas legítimas y no discriminatorias
para la protección de la población y del planeta. Lo harían a través de un
sistema de conflictos inversor-Estado (ICS) de acceso exclusivo a los
inversores extrajeros.
El
próximo 24 de enero el CETA será votado en la Comisión de Comercio
Internacional (INTA) del Parlamento Europeo; la Campaña NO al TTIP, CETA, TiSA,
así como muchas otras campañas europeas, convoca movilizaciones en todo el
estado el día 21 de enero para incidir sobre la votación del Tratado en
febrero.
En
la siguiente fase del proceso, la última antes de su aplicación provisional, el
acuerdo en su totalidad será votado en el pleno del Parlamento Europeo en
los primeros días de febrero. En caso de ser ratificado, amplias secciones
del tratado comenzarían a aplicarse provisionalmente, de forma previa a la
ratificación final por parte de los distintos parlamentos nacionales.
El
CETA ha sido cuestionado por amplios sectores de la sociedad civil, tanto en la
Unión Europea como en Canadá por no ofrecer garantías respecto a la protección
del medio ambiente y los derechos fundamentales de las personas. En la Unión Europea, más de 3,5
millones de personas han firmado una petición en contra del CETA y su tratado
gemelo, el TTIP, que negocian Estados Unidos y la Unión Europea.
A
pesar de que se han añadido varios anexos para tratar de sumar apoyos, no
modifican sustancialmente el acuerdo, que sigue presentando numerosos
problemas:
•
El CETA autorizaría a miles de corporaciones a demandar a los gobiernos por
adoptar medidas legítimas y no discriminatorias para la protección de la
población y del planeta a través de un sistema de resolución de conflictos
inversor-estado (ICS) de acceso exclusivo a los inversores extranjeros. Un
auténtico sistema legal paralelo al que las corporaciones pueden acudir para
defender sus derechos eludiendo los tribunales existentes, y al que ni las
organizaciones de la sociedad civil ni las empresas nacionales tienen acceso.
•
En un neto contraste con los derechos de las corporaciones, las provisiones del
CETA en cuanto a derechos laborales y desarrollo sostenible no
pueden ser efectivamente reforzadas mediante sanciones y se quedan en
declaraciones huecas que no equilibran otros capítulos del tratado que afectan
a los derechos de los trabajadores o la protección ambiental.
•
El CETA limita seriamente la capacidad de los gobiernos para crear, expandir y regular
los servicios públicos y para revertir liberalizaciones y
privatizaciones fracasadas.
El
CETA hace que Canadá y la Unión Europea sean más vulnerables a las crisis
financieras puesto que se producirá una mayor liberalización de los mercados
financieros.
•
Un estudio independiente de los impactos económicos del CETA predice que se
perderán puestos de trabajo tanto en la Unión Europea como en Canadá, y
que los pequeños beneficios del tratado serán fundamentalmente para los dueños
del capital, con el consiguiente aumento de la desigualdad.
•
El CETA podría aumentar el coste de las prescripciones de medicamentos e
impactaría negativamente en derechos fundamentales como el derecho a la
privacidad y a la protección de datos. También limitaría la capacidad tanto
de la Unión Europea como de Canadá de actuar contra patentes excesivas.
•
Las normas del CETA en cuanto a cooperación reguladora y a las
regulaciones nacionales pondrán obstáculos adicionales a las regulaciones y
reforzarán el papel de los lobistas corporativos en los procesos de elaboración
de las políticas, socavando potencialmente la adopción de políticas de interés
público.
•
En ambos lados del Atlántico, el CETA expondría a los agricultores a
unas presiones competitivas que minarían su modo de vida, obstruiría las
políticas de compra pública de alimentos locales, y amenazaría los estándares
de producción y procesamiento de alimentos, haciendo imposible el desarrollo de
una agricultura sostenible.
•
Las medidas de precaución para proteger a los consumidores, a la salud
pública y al medio ambiente pueden ser puestas en cuestión por el CETA, ya que
ni en el texto ni en las declaraciones anexas se protege explícitamente el del
principio de precaución en la política regulatoria europea.
Por
estos motivos, las organizaciones que formamos parte de la campaña NO al
TTIP, CETA, TiSA convocamos un día de movilizaciones en todo el territorio
el 21 de enero; mostramos nuestro rotundo rechazo a este acuerdo comercial, y
conminamos al Parlamento Europeo, al Parlamento canadiense y a los parlamentos
nacionales, provinciales y regionales, que tienen voz y voto en el proceso de
ratificación, a defender los derechos y los intereses de las poblaciones que
representan contra las amenazas que implica el CETA, votando en contra de la
ratificación del tratado.
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